Tu Cuento Personalizado

               MARTINA y la Casa Encantada

Había una vez un monstruo llamado MARTINA,   que vivía en una casa encantada en el bosque. En realidad MARTINA  no era un monstruo sino que era una preciosa niña a quien un bruja maligna había convertido en un ser extraño y feo.  Tan sólo tenía un ojo en la cara y hablaba con rugidos. La bruja sentía mucha envidia de MARTINA porque era una niña muy guapa y querida por todos y a la bruja como es lógico, no la quería nadie. Por eso le lanzó ese terrible hechizo.

MARTINA seguía siendo fantástica pero los demás sentían miedo al verla y se convirtió en un ser muy solitario. A menudo, añoraba  tener amigos con los que jugar. Ni siquiera podía jugar con otros monstruitos como ella porque nadie quería acercarse a su casa.

Un día, MARTINA  se dio cuenta de que la casa estaba hechizada y no dejaba entrar a nadie. Así que MARTINA decidió ir en busca de un mago para que le ayudara a romper el hechizo.

MARTINA  caminó durante horas hasta que llegó a una aldea. Allí, preguntó a todos los habitantes por un mago que pudiera ayudarla, pero nadie parecía saber de ninguno. Finalmente, un viejo le dijo que había un mago viviendo en una cueva en las montañas.

MARTINA  agradeció al viejo y se dirigió a las montañas. Después de un largo camino, llegó a la cueva del mago.

Cuando el mago escuchó la historia de MARTINA  y se ofreció a ayudarla. Le dijo   que necesitaba tres cosas para romper el hechizo:

  1. Una flor de loto,
  2. Una pluma de fénix y
  3. Una lágrima de dragón.

MARTINA  se puso en marcha de inmediato en busca de las tres cosas. Primero, encontró una flor de loto en un estanque cercano. Luego, viajó al desierto para encontrar una pluma de fénix. Finalmente, subió a las montañas para encontrar una lágrima de dragón. Después de una ardua búsqueda, MARTINA logró encontrar las tres cosas que necesitaba.

MARTINA  regresó a la cueva del mago con las tres cosas. El hechicero las utilizó para para hacer una poción mágica que rompería el hechizo de la casa encantada.

Pero no sólo eso… MARTINA  se convirtió de nuevo en niña e hizo una gran fiesta para sus amigos en la casa encantada. Pudo al fin jugar y finalmente vivir feliz en la compañía de sus nuevas amistades. Tenía una pandilla que se llamaba “Los Invencibles”

En Halloween, se disfrazaban todos de monstruos y fantasmas y hacían fiestas en su casa encantada. Con el tiempo esa casa se convirtió en el Club de Los Invencibles.

 

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